Principios de La Asunción


La Educación en “La Asunción” brota de la Fe en Jesucristo y es fruto de una mirada compasiva y contemplativa sobre el mundo.

  • Parte de la realidad y tiende a transformarla.

  • Es un proceso de conversión para que el corazón, el espíritu, la mirada, las actitudes y las acciones broten del Evangelio. Esto es lo que Santa María Eugenia llamaba “Cristianización de las Inteligencias”.

  • Desarrolla una Sabiduría personal que ayude a adquirir una mirada unificada y un arte de vivir.

  • Implementa una pedagogía del deseo, orientada hacia una formación interior y el desarrollo de una sabiduría personal de pensamiento y de vida.

  • Promueve una educación Transformadora que permita a niñas, niños y jóvenes descubrir su vocación, hacerse cargo de su propio desarrollo y comprometerse en la transformación de la sociedad, según el evangelio.

  • Privilegia la dimensión comunitaria y el sentido del cuerpo: diálogo, apertura, escucha de los demás, trabajo en equipo, responsabilidad y servicio en el proyecto común, igualdad y respeto a la individualidad.

  • Compromete a acompañar niños, niñas y jóvenes capacitándolos para pensar, elaborar y llevar a cabo los proyectos personales y comunitarios de los que son responsables.

  • Busca la formación integral de la persona, en permanente crecimiento, capaz de ser sujeto de su propia historia y en vista a un compromiso consigo misma y con el futuro de la humanidad.

  • Forma personas en valores fundamentales que guían y dan sentido a toda vida humana: libertad responsable, conciencia crítica, verdad, respeto a la vida, rectitud, solidaridad, servicio.

  • Fortalece la formación de la Comunidad Educativa, que a su vez, será creadora de nuevas comunidades humanas y cristianas, comenzando por la familia.

  • Favorece y promueve el enraizamiento de las personas en la cultura, la historia local y la tradición, iluminando éstas con los valores del Evangelio.

  • Lleva a ser hombres y mujeres de fe que viven coherentemente las exigencias del bautismo y saben dar razón de su esperanza. Realiza la misión de la Iglesia, PUEBLO DE DIOS, pueblo de Servidores y servidoras.

  • Presenta a María, hija de su raza, como adoradora y servidora, modelo de evangelización.