Los Valores
La Alegría
La única pedagogía eficaz es la del amor y la del ejemplo. El educador es un agente de unión y un testigo del amor. La plenitud del ser es el signo de una vocación realizada. Engendra alegría. María Eugenia escribe: "Necesito para responder a mi vocación ser mucho más expansiva, cariñosa e incluso más alegre.” "La alegría es la luz secreta y verdadera que sale de dentro.”El educador es feliz con sus pensamientos y su manera de actuar, de tal manera que su alegría impregna la atmósfera y el entorno educativo.
La Verdad
“ Sabéis que la franqueza, la rectitud es un carácter sin el cual parece que no se puede vivir en la Asunción.” Estas virtudes que María Eugenia llama naturales se fundamentan en su amor a la verdad. Amar la verdad exige al educador mantenerse disponible ante la novedad que desconcierta; María Eugenia habla de un corazón grande.En el cristianismo la Verdad es una persona. Pasa pues necesariamente por la acogida del otro, la apertura al diálogo y el respeto al misterio de todo ser humano.
La Justicia
El amor a la verdad lleva a la búsqueda de la justicia en vistas de la transformación social. Invita al educador a vivir la comunión en los sufrimientos del mundo, a denunciar toda forma de exclusión y de intolerancia. Se compromete a la formación y al despertar de una conciencia social política, iluminada por los principios evangélicos.
La Libertad
La verdad nos hace libres. La experiencia de María Eugenia se convierte en ella y en nosotros en una tarea que hay que llevar a cabo. Escribe el P. Lacordaire:
“ Dar a conocer a Jesucristo, liberador y Rey del mundo… esto es para mí el principio y el fin de la enseñanza cristiana.”
Existe en la Asunción una gran libertad de espíritu. El educador, en su trabajo de educación suscita la capacidad de disponer de uno mismo, de realizarse y de construir su propio destino.
Para que estos valores impregnen la acción educativa de la Asunción, María Eugenia ha señalado unos puntos de referencia apropiados.
Puntos de Referencia
Tener una Vocación
María Eugenia pedía a sus hermanas que profundizaran su vocación con el mayor respeto a los demás, sin proselitismo.
“ La fe ofrece más comprensión todavía que la vejez o la experiencia.”
La educación en la Asunción es muy exigente para aquellos que asumen esta responsabilidad, tiende a convertirse en estilo de vida.
En la Asunción la acción educativa brota de una actitud contemplativa y de una capacidad de conversión y transformación personal.
En el proceso de cristianizar su propia inteligencia el educador cristiano profundiza continuamente el vínculo que debe establecerse entre su fe y su vida, alimentándose de la palabra de Dios para que sus pensamientos, sus acciones y relaciones se modelen según los valores evangélicos.
En la Asunción se invita a todo educador a caminar aceptando cualquier interpelación de los otros, intentando una transformación y una renovación personal. El proceso de educación hace que cuando se enseña, al mismo tiempo se aprende.
Acompañar
Si instruir es uno de los papeles del educador, su misión esencial es la de permitir a cada uno que descubra y realice su vocación. Para María Eugenia cada uno de nosotros tiene una misión en la tierra,
“ Cree firmemente que Dios concede a todos los seres lo que necesitan para cumplir su deber…”
Todo educador es un guía, consciente de estar ahí para conducir a la persona y a la comunidad al más alto nivel del ser. El educador de la Asunción suscitará al máximo la participación y el compromiso de los alumnos y de la comunidad.
Partiendo de la vocación particular, María Eugenia insiste en el lugar que cada uno debe ocupar para construir un cierto engranaje. En la Asunción, la educación compromete al educando, le hace responsable y actor de la transformación social. El concepto de “empowerment” traduce bien esta realidad que consiste para el educador en ayudar al educando a encargarse de sí mismo y a hacerse autónomo.
Vivir la Realidad
La realidad es el punto de partida de toda la acción educativa. ” Hay que sentir y escuchar las llamadas de nuestros pueblos y de nuestra sociedades, amar y conocer nuestra historia, nuestra cultura y nuestros tiempos.”
Es importante que el educador comprenda el contexto y la cultura de los alumnos o de las comunidades, que sea capaz de analizarlos, de evaluar las necesidades, los deseos y las aspiraciones.
El educador de la Asunción debe tener interés y simpatía real por la sociedad y el pueblo a los que es enviado, entra en solidaridad con el mundo de manera sencilla, humilde, sincera y verdadera.
Ser Competente
En los consejos sobre educación, María Eugenia escribe que “ ninguna persona puede enseñar sin saber y sin reflexionar”, y en las notas de conversaciones se lee: “ procuremos que las hermanas desarrollen mucho su espíritu y que sean capaces de comunicar su desarrollo a las alumnas y darles una fuerte educación.”
La educación es un aprendizaje continuo, y el educador un profesional de lo que tiene que transmitir. Sabe discernir y ser creativo para adaptar, buscar y mejorar los métodos, para que cada persona alcance su propio nivel máximo.
Trabajar en Equipo
“ Saben lo que es más importante, más difícil y que no se aprende ni estudiando ni por la inteligencia …? Es una unidad perfecta en nuestro comportamiento con los niños.”
En la Asunción el educador fomenta el trabajo en equipo y la búsqueda de un acuerdo comunitario para una actitud educativa eficaz. Se capacita para enseñar a los otros. Ésta atento a lo que puede aportar cada miembro del equipo “ para la educación vale más adoptar un método peor…. Pero uniforme para todos los profesores…”
Ser Testigo
Para María Eugenia lo esencial es ser con la mayor plenitud posible.
El educador debe ser testigo de la humanidad y de la fraternidad, testimonio particularmente valioso hoy. María Eugenia subraya a la vez la dificultad y la necesidad; ser lo que uno debe ser ante la persona que hay que educar.
La obra educativa de la Asunción se apoya sobre tres pilares que han sido los tres grandes amores de María Eugenia: Jesucristo, María y la Iglesia.
La visión de María Eugenia tiene todas sus raíces en Jesucristo: mi mirada está puesta en Jesucristo y en la extensión de su Reino.
En su camino de fe, María, la madre de Jesús, está ahí.
En todas partes donde existe una obra de la Asunción, una comunidad de cristianos se reúne para compartir la Palabra, orar y celebrar, haciendo presente a la Iglesia en el mundo y siendo signo del Reino.